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miércoles, 9 de mayo de 2012

La hormiga y la cigarra (mi versión)

Había dos amigos, que eran vecinos. Uno estudiaba mucho y el otro no estudiaba nada, porque se iba a jugar a la calle con sus amigos. Pasaron los años y el niño empollón se sacó su carrera de veterinario y el otro niño, el que no estudiaba, se casó; pero tenía muy poco dinero para mantener a su familia, porque trabajaba en el campo y ganaba muy poco en los jornales de las aceitunas. En cambio, el veterinario se había convertido en un hombre acaudalado gracias a su esfuerzo de niño y haber estudiado mucho. Ahora podía disfrutar de unos apacibles y largos fines de semana.
Un buen día de calor, el campesino se dio cuenta de que no tenía dinero para dar de comer a sus hijos y pagar la hipoteca, y decidió pedir dinero a su amigo veterinario.
El muchacho entró en la gran clínica veterinaria y vio detrás del mostrador a su gran amigo de la infancia, con una resplandeciente bata blanca.
-¡Hola! ¿cómo tú por aquí? ¿No deberías estar en el campo trabajando? -saludó el veterinario.
-Sí, pero el trabajo del campo está muy mal, ya casi no necesitan mano de obra con tanta maquinaria, y por eso vengo a pedirte un gran favor.
El jornalero le pidió el dinero a su amigo de la infancia para que le ayudara a llegar a fin de mes y éste se lo prestó gustosamente, pero antes le hizo una reflexión.
-Mira cómo te ves por tu mala cabeza, mientras yo estudiaba tú jugabas con tus otros amigos, y ahora mientras yo sonrió tú lloras; porque los momentos hay que aprovecharlos en la vida y yo aproveché el mío, pero tú no; así que aprende la lección. Lo que puedas aprender hoy no lo dejes para mañana, porque a lo mejor mañana no puedes.
Con esto se despidieron los dos amigos, el veterinario le prestó el dinero y el jornalero juró que se encargaría de no dejar que a sus hijos les pasara lo que le sucedió a él .

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